ESPECIES NATIVAS E INTRODUCIDAS

Grosella (Phyllantus acidus).

La flora nativa de una región son las diferentes especies vegetales que uno encuentra en una región geográfica determinada y que son propias de un período geológico o ecosistema en el cual se empezaron a desarrollar. Muchas veces tendemos confundir los términos flora y vegetación, sin embargo, de acuerdo a los especialistas, ambos términos representan temas diferentes. Mientras la flora representa al número de especies, el termino vegetación se refiere a la forma en que está distribuida esa especie.

Las especies nativas o autóctonas de una región, representan a todas aquellas plantas que viven de forma natural en una zona determinada, es decir, que su presencia en esa zona no se debe a la intervención humana, ya sea directa o indirectamente. Con el paso del tiempo, las especies nativas que comparten un ecosistema evolucionan hasta estar perfectamente adaptadas entre sí y con el medio. Incluso se desarrollan subespecies adaptadas a pequeñas variaciones en hábitats similares que, en ocasiones, siguen evolucionando hasta originar nuevas especies.

Al contrario que las especies nativas, las especies introducidas, también llamadas especies exóticas, son aquellas que viven en un hábitat determinado debido a la intervención humana, ya sea de forma intencionada o de forma accidental. Las especies introducidas suelen tener un efecto negativo para las especies nativas al actuar de elemento desequilibrador del ecosistema natural compitiendo por espacio y recursos. Cuándo una especie introducida supone una amenaza para la biodiversidad se habla de especie invasora.

En Santa Marta, gracias a los avances de la "civilización", el crecimiento exponencial de la ciudad ha permitido que muchas plantas, que nos acompañaron en nuestros patios hace ya muchos años, desaparecieran lentamente, al punto que muy pocas hacen presencia en nuestra ciudad. Hablamos de plantas como: la grosella, el jobo, la guinda, el uvito, etc., que si bien es cierto, algunas no son nativas, como el caso de la grosella (Phyllanthus acidus), pero que se adaptaron muy bien al ecosistema de nuestra ciudad.